Amado Dios, en este momento de gratitud y reflexión, elevo mi corazón hacia ti para expresar mi profundo agradecimiento por todas las bendiciones que generosamente nos brindas:
Te doy gracias por el sol radiante que anuncia un nuevo día lleno de oportunidades y esperanza, recordándonos tu constante presencia en nuestras vidas.
Agradezco de corazón por la salud que disfrutamos, por el funcionamiento armonioso de nuestros cuerpos y por tu continua protección que nos guarda de enfermedades y peligros.
Mi corazón se llena de alegría al reconocer el inmenso valor de mi familia, quienes son mi mayor tesoro en esta vida. Gracias por su amor, apoyo y compañía incondicional, que dan sentido y significado a cada día que vivimos juntos.
Bendigo tu nombre por nuestro hogar, un refugio de amor y paz donde encontramos consuelo, seguridad y calidez en cada rincón.
Agradecemos también por los alimentos que generosamente nos provees en nuestra mesa, sustento diario que nos nutre física y espiritualmente, recordándonos tu cuidado amoroso en cada detalle de nuestras vidas.
Finalmente, te agradezco por todas las bendiciones que nos regalas constantemente, tanto aquellas que reconocemos fácilmente como aquellas que pasan desapercibidas pero que son igualmente valiosas. Que nuestra gratitud se exprese no solo en palabras, sino también en acciones que reflejen tu amor y bondad hacia los demás. Amén.