Amado Dios, en este momento de gratitud profunda, elevo mi voz para agradecerte por las abundantes bendiciones que has derramado sobre mí y sobre mi familia. Cada día es un testimonio de tu amor incondicional y de tu generosidad sin límites, y por eso te doy gracias de todo corazón.

Te pido, amado Señor, que tu luz divina ilumine nuestro camino en cada paso que damos, guiándonos con sabiduría y claridad en cada decisión que tomamos. Que tu protección poderosa nos envuelva, brindándonos seguridad y consuelo en los momentos de dificultad y peligro.
Con humildad, te ruego que nos libres de todo mal, apartando de nuestras vidas cualquier influencia negativa que pueda apartarnos de tu camino de amor y verdad. Permítenos vivir en armonía contigo y con nuestros semejantes, cultivando la paz y la bondad en nuestro entorno.
Que este día y todos los días venideros estén colmados de tu gracia, tu paz y tu amor infinito. Amén.