Amado Dios, en este nuevo día te entrego con humildad todas mis labores y actividades, confiando en tu sabiduría y amor infinito para guiar cada uno de mis pasos.

Permíteme experimentar tu inmenso amor en cada encuentro y situación que se presente, llenando mi corazón de paz y serenidad ante cualquier desafío que deba enfrentar. Que tu bendición esté presente en todo lo que emprendo, iluminando mi camino y brindándome la fuerza necesaria para superar cualquier obstáculo.
Con tu presencia a mi lado, querido Dios, sé que no tengo nada que temer. Tú eres mi roca y mi fortaleza, en quien confío plenamente para llevar a cabo mis responsabilidades con integridad y dedicación.
Que este día sea un reflejo de tu amor y gracia en mi vida, y que mis acciones y pensamientos sean agradables a tus ojos. Gracias por tu constante cuidado y protección. Amén.