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DIOS esta en mi hogar.

Dentro de las paredes de mi hogar, no permitimos que el miedo se arraigue, pues confiamos en que la bendición constante de Dios colma cada rincón de nuestra vida familiar. Aquí, en este espacio que compartimos con amor y armonía, encontramos refugio y consuelo en la certeza de que estamos rodeados por el cuidado amoroso de nuestro Padre celestial.

Cada día, al despertar y al recorrer los espacios que llamamos nuestros, nos llenamos de la paz que proviene de saber que no estamos solos, que la presencia divina nos acompaña en cada paso. Esta seguridad nos fortalece y nos anima a enfrentar los desafíos cotidianos con valentía y esperanza, sabiendo que Dios vela por nuestro bienestar y nos protege de todo mal.

En este hogar, las risas y las lágrimas encuentran su lugar, las alegrías se multiplican y las preocupaciones se disipan bajo el abrazo amoroso de Dios. Las dificultades que puedan surgir son oportunidades para crecer en fe y en unidad familiar, recordándonos que la fortaleza reside en la unión y en la confianza en lo divino.

Así, cada habitación, cada mueble y cada sonrisa reflejan la presencia tangible de la gracia divina, recordándonos que no solo vivimos en este espacio físico, sino también en el amparo eterno de un Dios que nos ama incondicionalmente. Que en este hogar, donde la bendición de Dios es nuestra compañera constante, podamos seguir construyendo un ambiente de amor, paz y esperanza para nosotros y para todos aquellos que nos rodean.

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