Amada hija,
Esta carta ha llegado a ti en el momento preciso, porque hay unas palabras que necesitas escuchar y recordar. En esta travesía de la vida, encontraremos días de serenidad y otros de angustia. Sin embargo, quiero que sepas, sin lugar a dudas, que eres amada y que nunca estarás sola.
En los momentos en que la tristeza se apodera de tu corazón, quiero que confíes en mí. Como tu guía y protector, estaré a tu lado en cada paso que des. No te abandonaré en medio de las sombras, sino que iluminaré tu camino con amor y esperanza.
A veces, los desafíos y las dificultades pueden hacernos creer que estamos solos en nuestras luchas. Pero quiero que entiendas que mi amor por ti es incondicional y eterno. Estoy aquí para sostenerte cuando sientas que te tambaleas y para levantarte cuando te caigas.
Permíteme ser tu refugio en tiempos de tormenta y tu consuelo en momentos de aflicción. Confía en que mi presencia está siempre contigo, brindándote fuerza y apoyo en cada instante.
Aunque no puedo eliminar todas las pruebas de tu vida, te prometo que nunca te dejaré desamparada. Juntos superaremos las tristezas y los dolores que te embargan en este momento. Con cada amanecer, la luz de la esperanza se abrirá paso en tu vida y la tristeza se disipará.
Recuerda siempre que mi amor por ti es más profundo de lo que puedes imaginar. Mantén la fe en tu corazón y confía en que, con mi guía, superarás cualquier obstáculo. Eres valiente, eres amada y tienes un propósito en este mundo.
Ámate a ti misma como yo te amo. Acepta mi gracia y permite que mis manos sostengan las tuyas mientras caminamos juntos hacia la sanación y la felicidad.
Con todo mi amor y cuidado,
Tu Padre Celestial