Amados fieles, en este sagrado momento de oración, nos reunimos para expresar nuestra gratitud al Todopoderoso. Elevemos juntos nuestros corazones hacia Dios con estas palabras de agradecimiento.
Dios misericordioso, en este día te ofrecemos nuestras más sinceras gracias por el don maravilloso de nuestros hogares, esos refugios terrenales donde florece el amor, la unidad y la paz. Contemplemos con reverencia la bendición de nuestras familias, reconocemos en ellas el reflejo de tu amor incondicional y el sostén que nos brindas a lo largo de nuestra jornada terrenal.
Oh Señor de la abundancia, hoy nos prosternamos ante Ti con gratitud por los alimentos que graciosamente has colocado en nuestra mesa. Cada bocado es un recordatorio palpable de tu generosidad infinita, y en estos momentos de compartir el pan diario, renovamos nuestra conciencia de que provienes de donde fluye toda bendición.
En nuestro acto de humildad, queremos también agradecerte por las bendiciones cotidianas, aquellas que a veces pasan desapercibidas en la rutina diaria. Cada nuevo día es un regalo que nos ofreces, una oportunidad para crecer en amor y comprensión, y por eso, en este instante, rendimos homenaje a tu inagotable gracia.
Oh Dios, roguemos ahora para que nunca te apartes de nuestras vidas. En la alegría y en los desafíos, necesitamos tu guía y fortaleza. Reconocemos humildemente nuestra dependencia creciente de Ti cada día y confiamos en que tu amor inmutable y tu fidelidad constante nos acompañarán siempre.
Que la luz divina ilumine nuestros hogares, que la paz celestial reine en nuestros corazones y que el amor eterno de Dios nos guíe en cada paso que damos. Agradezcamos al Altísimo por ser nuestra roca y refugio constante, confiando en que nuestras oraciones y acciones reflejen la profundidad de nuestro amor y gratitud hacia Él. Que así sea. Amen.