«Con profundo amor y gratitud, AMADO DIOS, quiero elevar mi voz hacia Ti en este día. Hoy, mi corazón rebosa de agradecimiento por el cálido refugio que es mi hogar, por la unión y amor inquebrantables de mi familia, y por los abundantes alimentos que generosamente reposan en nuestra mesa.
Cada día que pasa, me maravillo más ante las innumerables bendiciones que derramas sobre nosotros. Tu infinita bondad y cuidado son evidentes en cada rincón de nuestras vidas, y por eso te doy gracias desde lo más profundo de mi ser.
En este momento de oración, humildemente te pido que nunca te apartes de nuestras vidas. En medio de los desafíos y las alegrías, en los momentos tranquilos y en los turbulentos, necesitamos sentir tu presencia constante. Tu guía y fortaleza son nuestro faro en la oscuridad, y confiamos en que nunca nos dejarás solos en este camino.
Con amor y fe, te entrego mis palabras y deseos. Que cada día que comienza sea una oportunidad para fortalecer nuestra conexión contigo y vivir según tus enseñanzas. AMÉN.»