Amado Dios, en este último día de agosto, me postro ante ti con un corazón rebosante de gratitud. Agradezco tu amor constante y la oportunidad de haber vivido cada día hasta hoy. Hoy, en especial, te doy gracias por las bendiciones que has derramado en mi vida a lo largo de este mes y por tu presencia constante en medio de cada desafío.
En este día, te ruego que me guíes y me ilumines en los días que están por venir. Extiende tu protección sobre mí, alejando todo mal y permitiendo que tus planes se manifiesten en mi camino. Anhelo ser un reflejo de tu amor en cada acción que realice y en cada relación que cultive.
Gracias, Dios firme y protector, por ser mi roca en tiempos de dificultad y mi fortaleza en momentos de debilidad. Confío en tu cuidado constante y en tus planes perfectos para mi vida. Que este último día de agosto sea un recordatorio de tu amor inquebrantable y de las bendiciones que fluyen de tu mano generosa.
Termino esta oración en tu nombre, confiando en tu guía y amor eterno. Amén.