Amado Dios,
Hoy, al despertar con el resplandor de un nuevo día, elevo mi voz hacia Ti para agradecerte. En la simplicidad de estas palabras, quiero expresar la inmensa gratitud que siento en mi corazón por este amanecer que me regalas.
Gracias, Señor, por permitirme abrir los ojos y recibir la luz de un día que comienza. Cada mañana es un recordatorio de tu amor inquebrantable y tu misericordia infinita. En este momento, te doy gracias por el don de la vida que me brindas una vez más.
Padre celestial, en esta mañana en particular, te pido que, como el sol que ilumina el mundo, disipes cualquier sombra de tristeza o preocupación que pueda habitar en mi corazón. Con humildad, te entrego mis cargas y preocupaciones, sabiendo que en tus manos todo es posible. Permíteme vivir este día con alegría y gratitud, reconociendo que es un regalo precioso que has dispuesto para mí.
Señor, guía mis pasos en este nuevo día. Ilumina mi camino con tu luz divina y acompáñame en cada momento. Permíteme ser consciente de tu presencia constante a mi lado, y que cada paso que dé sea en sintonía con tu voluntad. Te pido que bendigas mis acciones, palabras y pensamientos, para que todo lo que haga sea para tu gloria.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, doy gracias por este nuevo día que comienza. Amén.