Querido Dios, en este nuevo capítulo que es el mes de septiembre, te entrego todo lo que soy: mis alegrías y mis desafíos, mis esperanzas y mis luchas. Tú eres mi apoyo constante, y en este tiempo confío plenamente en tus caminos y en tu amor.
En tu presencia, digo con fuerza que septiembre será un mes de logros, de momentos sorprendentes y de bendiciones que derramarás sobre mí y los que amo. Reconozco que en tu nombre hay poder y que cada día de este mes será guiado por tu mano amorosa.
Con humildad y gratitud, te pido que ilumines mi camino y me ayudes a enfrentar lo que venga con valentía y confianza. Que tus planes superen mis expectativas y que tus bendiciones sean visibles en cada rincón de mi vida.
A medida que avanzamos en este mes, recuerdo tus promesas y me aferro a ellas. Sé que tu amor es inagotable y que tus milagros son posibles. Con el corazón lleno de fe, abrazo este tiempo y todo lo que trae consigo. En el nombre de Jesús, amén.