Amado Dios, en este nuevo día te entrego con confianza el día que comienza, reconociendo tu presencia constante y tu cuidado amoroso en cada momento de mi vida. Sé que a tu lado no me faltará nada, porque tu amor y tu provisión son infinitos.
Bajo el manto de tu misericordia deposito no solo mi vida, sino también la de mi familia y nuestros más profundos anhelos. Te pido, Padre celestial, que nos bendigas abundantemente en este día y nos concedas paz, alegría y armonía en cada instante que compartamos juntos.
Permítenos experimentar tu gracia en nuestras acciones y en nuestras palabras, para que seamos instrumentos de tu amor y luz en el mundo que nos rodea. Guíanos por caminos de bondad y compasión, y ayúdanos a ser testimonios vivos de tu infinito amor.
Gracias por tu fidelidad constante y por la oportunidad de disfrutar de otro día bajo tu cuidado amoroso. Confiamos en tu bondad y en tu perfecta voluntad para nuestras vidas. Amén.