Amado Dios, Tú, que conoces cada rincón de mi corazón y cada detalle de mi vida, sabes lo que es mejor para mí incluso antes de que yo lo entienda. En Tu infinita sabiduría, guías mis pasos y me llevas por el camino correcto, aunque a veces no comprenda por completo tus planes. Hoy, lleno de fe y humildad, acepto con confianza lo que has preparado para mí, porque sé que todo lo que viene de Ti es bueno y perfecto. Aun en los momentos de incertidumbre o dificultad, sé que Tú, mi Padre amoroso, estás obrando para mi bien y que cada experiencia es una parte esencial de Tu propósito en mi vida.

Con el corazón lleno de gratitud, exclamo con amor que este será un día de dicha y bendición, porque siento Tu presencia constante en cada acción, pensamiento y decisión. Cuando Tú estás en mi vida, todo se transforma, todo cobra sentido, y la paz se apodera de mi ser. No hay lugar para el temor, porque Tu mano poderosa me sostiene y me llena de fortaleza. Que este día, como todos los días que me regalas, sea una muestra de Tu bondad infinita y que pueda vivirlo con la certeza de que donde Tú estás, todo es perfecto. Amén.