Amado Dios,
Hoy me postro ante Ti con gratitud en mi corazón. Te agradezco por regalarme un nuevo día de vida, por cada amanecer que despierto y por cada atardecer que disfruto. Tus regalos son innumerables, y me siento bendecido por cada uno de ellos.
En este día, reconozco que Tú conoces mi vida, mis sueños, mis luchas y mis anhelos más profundos. No hay secreto que pueda ocultarte, ni deseo que puedas ignorar. Tú eres el Dios que conoce cada fibra de mi ser, y en esa profunda comprensión, encuentro consuelo y esperanza.
Confío en que, en este día, estás a mi lado. Tengo fe en que abrirás caminos donde pareciera que no los hay, y que me guiarás a través de las dificultades que pueda enfrentar. Tú eres mi fortaleza en tiempos de debilidad, mi luz en la oscuridad, y mi refugio seguro en medio de la tormenta.
Sé que en Tu infinita bondad, estás dispuesto a otorgarme bendiciones que superarán mis propios deseos y peticiones. Mis sueños, mis metas, mis anhelos, los confío en Tus manos, sabiendo que Tú eres el dador de todo bien y que tienes un plan perfecto para mi vida.
Permíteme, oh Señor, ser un canal de Tu amor y bondad hacia los demás en este día. Ayúdame a reflejar Tu luz a través de mis acciones y palabras, para que aquellos que me rodean también puedan experimentar Tu amor y gracia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.