«Amado Dios, en este nuevo amanecer te elevo mi voz con gratitud y humildad. Te pido que cada paso que dé en este día de miércoles esté impregnado con la luminosa presencia de tu amor y sabiduría divina. Que cada decisión que tome, cada palabra que pronuncie y cada acción que realice reflejen tu voluntad y sean para tu gloria.
Guíame, oh Señor, por senderos de rectitud y bondad. Inspira mi mente y mi corazón para que pueda discernir claramente tu voz entre el ruido del mundo. Permíteme ser un instrumento de tu paz y amor en cada interacción que tenga hoy.
Cuida de mí con tu amorosa providencia, protegiéndome de todo peligro físico, emocional y espiritual. Extiende tu manto de protección sobre mi familia, cubriéndolos con tu gracia y fortaleza en cada momento de sus vidas.
Te pido, Dios misericordioso, que libres nuestras vidas de todo mal que intente acecharnos. Que tu poderoso escudo nos rodee, brindándonos seguridad y paz en medio de cualquier adversidad. Confiamos en tu fidelidad y en tu amor eterno para con nosotros.
Que este miércoles sea un día de crecimiento espiritual, de oportunidades para servir a los demás y de experimentar tu amor transformador en nuestras vidas. Encomendamos este día y todo lo que traiga a tu cuidado amoroso, confiando en que tu voluntad se cumplirá en nosotros. Amén.