Padre celestial, en este nuevo amanecer inicio mi día en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Reconozco tu presencia divina en mi vida y te entrego este día con humildad y gratitud.

En este viernes, te pido que me llenes de tu amor, sabiduría y fortaleza. Que cada paso que dé esté guiado por tu voluntad y que mis acciones reflejen tu bondad hacia los demás.
Que este día sea una oportunidad para crecer espiritualmente, para ser un instrumento de tu paz y para compartir tu amor con aquellos que me rodean. Ayúdame a ser consciente de las bendiciones que me rodean y a encontrar motivos de alegría en cada momento.
Encomiendo a tu cuidado a mis seres queridos y a todas las personas que encuentre en mi camino. Que tu protección y tu gracia los acompañen en cada paso que den.
Gracias, Padre, por este nuevo día y por el don de la vida. Que mi jornada esté llena de paz, esperanza y significado, sabiendo que estás conmigo en cada momento. Amén.