«Querido Dios, al iniciar este nuevo día, elevo mi corazón hacia Ti en busca de consuelo y sanación. Reconozco que el peso del dolor y las heridas del pasado aún residen en mi ser, por lo que hoy decido conscientemente dejar ir todo aquello que me ha causado sufrimiento. Con humildad y confianza, deposito ante Ti mis cargas emocionales y espirituales, confiando en tu amoroso cuidado y en tu capacidad para transformar mis penas en esperanza.
Envolviéndome con tu amor infinito, pido que tu presencia reconfortante llene cada espacio vacío en mi corazón. Concede paz a mi mente turbada y fortaleza a mi espíritu debilitado por las adversidades. Que tu amor sea un escudo protector que me brinde seguridad y consuelo en medio de las tormentas de la vida.
Señor, imploro tu divina intervención para sanar las heridas profundas de mi corazón. Que tu poder restaurador opere en mí, renovando la paz y la armonía interna que tanto anhelo. Que cada latido de mi corazón sea un eco de tu amor incondicional y de tu gracia sanadora.
Guía mis pasos en este nuevo día, oh Dios compasivo. Ilumina mi camino con la luz de tu sabiduría divina para que pueda discernir tus designios y seguir el sendero que has trazado para mí. Que mis acciones y palabras reflejen tu bondad y amor, siendo instrumento de tu paz y compasión en el mundo que me rodea.
Gracias, Dios mío, por escuchar mis plegarias y por estar siempre presente en mi vida. Confío en que tu amor todo lo puede y que en Ti encuentro consuelo y esperanza. Amén.»