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En el nombre de Jesús, poderoso y sanador, declaro que toda tristeza, depresión, enfermedad y miseria se desvanecen de mi vida y de aquellos que claman por su liberación.

En este momento, levanto mi voz y mi fe hacia el cielo, sabiendo que en el nombre de Jesús hay poder para romper cadenas y sanar heridas. Renuncio a toda tristeza que ha pesado sobre mí y sobre aquellos que amo, confiando en que su alegría divina llena nuestros corazones.

Rechazo la depresión y todas sus cadenas que intentan aprisionar mi mente y mi espíritu. En el nombre de Jesús, proclamo la libertad y la paz que sobrepasa todo entendimiento, permitiendo que su luz disipe las tinieblas y renueve mi esperanza.

Enfrento las enfermedades con la autoridad del nombre de Jesús, sabiendo que por sus llagas fuimos sanados. Reclamo su poder sanador sobre mi cuerpo y sobre los cuerpos enfermos de aquellos que me rodean. Que su gracia fluya y restaure cada célula y cada función en perfecto orden.

En el nombre de Jesús, rechazo toda miseria y escasez que ha intentado aferrarse a mi vida. Proclamo su provisión abundante y su bondad sin medida, confiando en que él suplirá todas mis necesidades según sus riquezas en gloria.

Agradezco, Señor, por el poder de tu nombre, que trae liberación, sanidad y provisión. Que tu nombre sea exaltado sobre toda circunstancia y que cada área de mi vida sea transformada por tu gracia.

En el nombre de Jesús, toda tristeza, depresión, enfermedad y miseria se van. ¡Que tu victoria y tu paz prevalezcan en mi vida y en la vida de aquellos que claman a ti! Amén.

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