«Querido Señor, en este momento me acerco a ti con humildad y gratitud, poniendo en tus manos todas mis luchas, mis necesidades más profundas, mis anhelos y deseos más sinceros, mis esperanzas que iluminan mi camino.
También te entrego con confianza a mis preciosos hijos, a quienes amo con todo mi ser, confiando en que los guiarás y protegerás siempre. Asimismo, te encomiendo a mi amada familia, quienes han sido mi apoyo incondicional, y a mis queridos amigos, cuyas risas y cariño llenan mi vida de alegría.
Reconozco que hay momentos de incertidumbre y miedo, pero en ti encuentro refugio y consuelo. Me siento reconfortado por tu amor inagotable y tu sabiduría infinita.
Te agradezco por todas las bendiciones que he recibido a lo largo de mi vida y por las que aún están por venir. Confío en que, con tu guía, podré superar cualquier obstáculo y encontraré la fuerza para enfrentar cada desafío que se presente en mi camino.
Que tu luz divina ilumine cada rincón de mi ser y me brinde la paz interior que tanto anhelo. Amén.»