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Una Oración para un nuevo día en las manos de Dios

Amado Dios, en esta mañana llena de posibilidades y esperanza, me inclino ante tu grandeza y misericordia para encomendar a tus manos amorosas el regalo de este nuevo día que emerge con la promesa de oportunidades y experiencias por descubrir. Con profundo respeto y gratitud, deposito ante ti mi confianza, reconociendo que eres el guía inmutable de mi existencia y el faro luminoso que ilumina mi camino.

En este día que se despliega como una página en el libro de mi vida, te ruego que bendigas cada faceta de mi existencia con las joyas de tu gracia. Concédele a mi corazón y a mi mente la serenidad necesaria para enfrentar las turbulencias del mundo, permitiéndome encontrar en ti la paz que sobrepasa todo entendimiento humano. Envolviéndome en tu abrazo protector, permíteme sentir la seguridad de tu presencia en medio de las adversidades y tribulaciones.

Oh Divino Sanador, te pido que extiendas tus manos sanadoras sobre mi cuerpo y mi mente. Concede la salud y la vitalidad que necesito para cumplir mi propósito en este mundo, permitiéndome ser un instrumento de tu amor y compasión. Que cada latido de mi corazón sea un testimonio de tu bondad, y que cada pensamiento que habite en mi mente refleje la luz de tu sabiduría.

En tu inmenso amor, te ruego que colmes mi vida con la dicha de la felicidad auténtica y duradera. Permíteme encontrar alegría en las pequeñas bendiciones y gratitudes cotidianas, y que mi corazón rebalse de regocijo al reconocer las maravillas de tu creación. Que mi risa sea un eco de tu amor y que mi sonrisa ilumine los corazones de aquellos que encuentre en mi camino.

Con un corazón lleno de fe y gratitud, sello esta oración con un «Amén»

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