Padre mío,
En esta noche, quiero alzarme en oración para agradecerte por tu constante bondad en mi vida. Tu presencia ha sido mi refugio y guía a lo largo de este día, y te bendigo por los dones que me has otorgado. Con humildad, reconozco tu sabiduría divina que me ha ayudado a alcanzar mis metas y objetivos. Sé que, a pesar de las dificultades y las incertidumbres que a veces experimento, Tú tienes un propósito para mí, y todo lo que vivo tiene un sentido en tu plan perfecto.
En medio de mi humanidad y mis limitaciones, pongo mi fe en ti, en tu amor incondicional y en el sacrificio de tu Hijo Jesucristo por nuestra salvación. Gracias por recibirme en tus brazos, por consolarme y animarme a seguir adelante. Te ruego que sanes mi cuerpo, mi alma y mi corazón, y que permitas que duerma en paz con la certeza de tu amor y cuidado. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.