Amado Padre celestial, en este día de descanso te agradezco por la oportunidad de reflexionar sobre tu amor y tu gracia. Que este domingo sea un recordatorio de tu misericordia, y que mi corazón se llene de agradecimiento por todas las bendiciones que has derramado sobre mí.
Te pido, Señor, que guíes mis pensamientos y acciones, para que mi descanso sea verdaderamente reparador y que pueda comenzar la nueva semana con renovado vigor y propósito. Que encuentre consuelo y paz en tu presencia, y que pueda compartir esa paz con aquellos que me rodean.
Que este día sea también una oportunidad para adorarte y darte gracias por tu amor eterno. Permíteme reconocer tus bendiciones en cada aspecto de mi vida y comprometerme a seguirte con fidelidad en los días venideros.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.